Alan Ejea, arquitecto, estudiante de paisajismo, realizó su tesis sobre un proyecto de «Parque Patrimonial de Piedra del Sapo», ubicado a un costado de la Gruta de la Virgen de Lourdes.
El sector había sido ofrecido por el centro vecinal de Piedra de Sapo como una de la opciones para construir allí la escuela secundaria IPEM 345 Hugo Barrera.
Luego, la comunidad Camichingona reclamó el lote ya que hay morteros y elementos de en el lugar que pertenecían a los primeros pobladores del sector.
Ante la polémica por la escuela y por el sitio, Ejea plantea una solución, en la cual se rescata la historia de los nativos y lo convierte en un hermoso paseo. «Este proyecto nace del deseo de resignificar un lugar olvidado, transformándolo en un espacio donde la naturaleza, la historia y la comunidad se reencuentran» plantea el profesional.
Se trata de su trabajo final en la Especialización en Planificación y Diseño del Paisaje, desarrollado en la Escuela de Posgrado de la F.A.U.D. – UNC. «Es una apuesta al paisaje como herramienta de memoria, identidad y futuro» expresó.
El Parque Patrimonial Piedra del Sapo forma parte del Corredor Cultural–Natural del arroyo Los Paredones. Es un lugar en desuso, pero lleno de memoria, que se resignifica a través del diseño como nodo patrimonial, ecológico y social para la ciudad. El proyecto busca: restaurar la vegetación autóctona, revalorizar el patrimonio, crear senderos, miradores, espacios culturales y de encuentro, apostar por un modelo urbano más sostenible y humano y fortalecer el sentido de pertenencia.
El arquitecto destacó en el aire de Radio Alta Gracia que si bien no ha presupuestado el proyecto, afirma que la idea se puede llevar adelante en etapas.