El Anexo Carolina Mosca de la Escuela de Sordos se mudó de locación esta semana y los alumnos y profesores se encuentran a gusto en el nuevo sitio. La entidad educativa que tiene casi 20 años funcionaba en una vieja casona de la familia Caferatta en el corazón de barrio Parque San Juan y se trasladaron al sector nuevo del viejo ex Obraje.

Soledad Fernández, Coordinadora de la institución, habló con el equipo de Radio Alta Gracia FM 103.9 y contó que están utilizando parte de las instalaciones -cuatro aulas, sector de oficinas, comedor y biblioteca- por la mañana solamente, ya que por la tarde la utiliza la Pastoral. «Estamos cómodos ya que tenemos aulas con el tamaño adecuado -donde estábamos era una casa adaptada a escuela-, baños, oficinas y se acondicionó un sector para brindarle el PAICOR a los estudiantes. Está buena la ubicación céntrica, con un buen acceso para todos. Estamos contentos y agradecidos».

El anexo recibe a 31 alumnos divididos en multigrados y multicursos -que abarcan varias edades- entre 4° grado y 6° año. Pero asisten a través de 9 profesionales itinerantes, a más de 150 alumnos de todo el Departamento Santa María, en 56 instituciones públicas. «El rol de los mismos ya no es el de ´acompañante terapéutico´ sino que se reúnen con las autoridades y organizan actividades inclusivas y se establecen objetivos en conjunto».

La entidad comenzó a funcionar en la Casa de la Cultura en 2005 y en ese entonces se llamaba CEMAS (Centro Educativo Municipal para personas Sordas y Ciegas). Luego se mudó a calle Chile (hoy Dino Carigniani) al 200 y finalmente estaba ubicada en esta vieja casona en comodato. Desde hace diez años se convirtió en un anexo del Carolina Mosca, pasó a distrito provincial y desde entonces gestionaban el traslado a otro edificio.

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