El debate sobre el huso horario vuelve a instalarse en la agenda nacional. Se trata de una cuestión que, en distintas provincias, genera posturas encontradas por el impacto que tiene en la vida cotidiana, especialmente en ciertos momentos del año. Este miércoles, la Cámara de Diputados otorgó media sanción a un proyecto que propone modificar la hora oficial del país.
La iniciativa, impulsada por el legislador mendocino Julio Cobos, plantea fijar el huso horario en -04 GMT, lo que implicaría atrasar 60 minutos el reloj en todo el territorio argentino. El objetivo central es adecuar el horario a los ciclos naturales de luz solar y, de esa manera, disminuir el consumo eléctrico artificial.
De aprobarse en el Senado, la medida significaría retomar el huso histórico que rigió en gran parte del siglo XX. Actualmente, la hora oficial se encuentra establecida en -03 GMT, cambio introducido en 1969 luego de sucesivos ajustes aplicados con la intención de aprovechar mejor la luz solar en los meses de verano.
Los impulsores del proyecto sostienen que la diferencia entre la hora oficial y el ciclo natural genera un desfasaje que repercute en gastos energéticos y en la organización social. La discusión no es nueva: en 1999 se sancionó una ley que fijaba el horario en -04 GMT, pero fue derogada poco después. Posteriormente, en 2007, la Ley 26.350 estableció un esquema de horario de invierno y verano —alternando entre -03 y -02 GMT—, aunque la aplicación se interrumpió en 2009 y desde entonces el tema quedó sujeto a decisiones políticas.
Desde el punto de vista técnico, la doctora Andrea Pattini, directora del Instituto de Ambiente, Hábitat y Energía (INAHE) del CONICET Mendoza, explicó que mantener un huso horario desajustado con el ciclo natural obliga a un mayor consumo eléctrico. “Retrasar una hora permitiría aprovechar mejor la luz solar en las mañanas y disminuir el uso de iluminación artificial durante la tarde”, señaló.